Entrevista a Tania Blanco Hernández

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Tania Blanco Hernández - Estudiante de Enfermería

Pregunta: ¿Qué te motivó a elegir la carrera de Enfermería?, ¿Cómo han sido tus comienzos y trayectoria profesional?

Respuesta: Desde muy pequeña me llamó la atención el ámbito de las “ciencias de la salud”, y en el momento escolar en el que debí tomar una decisión sobre la elección de mi futuro laboral, elegí la carrera de Enfermería como primera opción por mi deseo de CUIDAR a las personas sanas y enfermas en todas las etapas de la vida.

He de decir que es una carrera muy bonita, que cada vez ofrece más formación teórica combinada con una gran carga de horas de práctica en hospitales. Lo cual te ofrece tanto los conocimientos científicos como la visión clínica asistencial que solo puede obtenerse de la práctica diaria.

Para acceder a la carrera de Enfermería lo hice a través de la “selectividad”. Requirió horas de estudio y dedicación, ya que su nota de corte (en general a nivel de España) se ha incrementado notablemente en los últimos años, lo que me enorgullece, ya que significa que hay una gran demanda de personas que creen, como yo, que la Enfermería merece la pena.

P: ¿Qué es lo más difícil de ser enfermera/o?

R: El desafío constante que supone el hecho de tratar con la salud de las personas (como en el resto de las profesiones sanitarias). También supone una lacra para los que realmente creemos en el potencial de esta profesión, la consideración actual de la Enfermería en la sociedad: precariedad laboral en el sentido de que puedan llamarte de un día para otro para ir a cubrir cualquier servicio (incluidos los servicios “especiales” que requieren una formación más específica) sufriendo una penalización en caso de negarte, la superación del ratio enfermera-paciente que influye en una disminución de la calidad asistencial y en una sobresaturación del personal, en la infravaloración de las especialidades de Enfermería (ya que solo matrona está bien regulada, y existen seis más)…

Todo esto influye en la prestación de servicios al paciente, ya que para que sea de calidad en todas las áreas que ofrece un complejo asistencial, todos sus profesionales deben estar debidamente formados. Para que esto se cumpla, existen una serie de especialidades que ofrecen los años formativos complementarios que se ha visto que requieren ciertas competencias de ámbito asistencial que la carrera, por sí sola, no ofrece. Para que los profesionales de enfermería opten por preparar un complicado examen EIR de acceso a la especialidad y afronten los dos años de residencia que requiere, la sociedad deberá ofrecerles un mínimo de garantía que no se está cumpliendo: si para trabajar en X servicio especializado puede trabajar tanto un enfermero/enfermera con la formación exclusiva de la carrera como un enfermero especialista, está claro que muy poca gente optará por completar su formación. Y el principal afectado, es el paciente.

P: ¿Cómo está afectando la pandemia a tu vida personal y profesional?

R: El año pasado (cuando estaba realizando mis estudios de 3º curso) el confinamiento supuso que no pudiéramos realizar ciertos talleres de simulación que suponían una parte práctica importante en nuestra formación. Por suerte, durante este año pudimos realizar el 100% de las prácticas de 4º curso y terminar correctamente nuestros estudios. Aunque, en dichas prácticas no hemos podido tratar con el paciente respiratorio como se trataba en otros años, y, por lo tanto, hemos “perdido” la ocasión de tratar con este tipo de clínica que es muy característica y que requiere de unos cuidados específicos.

Personalmente me ha afectado como a todo el mundo, el hecho de no poder “salir”, viajar, despejarte… también influye mentalmente y en el estado de ánimo para afrontar el curso académico.

P: ¿Cómo ves la enfermería dentro de la sociedad actual?

R: Creo que ha ido cambiando la mentalidad de la sociedad con respecto a la Enfermería, aunque aún queden muchas cosas por mejorar (como ya dije anteriormente). Lo que veo es que aún se debe luchar por eliminar completamente la imagen del “técnico sanitario”, del “ayudante” del médico o del “practicante” que ya no somos, para que la sociedad y los medios de comunicación comprendan de qué trata realmente la enfermería y lo importante que es la formación y el desarrollo del pensamiento crítico en el desempeño de nuestras funciones.

Veo que las nuevas generaciones de profesionales de la salud trabajan conjuntamente como un equipo multidisciplinar (en su mayor parte) y todos saben que, cada uno en su campo y desempeñando una función diferente, se necesitan y se complementan.

P: ¿Cuáles son los grandes retos a los que deberá enfrentarse la enfermería en un futuro inmediato?, ¿Qué desearías para los nuevos profesionales?

R: El gran reto es que todos luchemos unidos por una mejora notable en las condiciones laborales de la enfermería, que se brinde un futuro próximo a la especialización de la profesión y que se dignifique cada vez más la Enfermería.

A todos los nuevos enfermeros y enfermeras les deseo que disfruten de lo que les ofrece esta maravillosa profesión y que no dejen de luchar por dar un paso más a partir de los que ya han dado nuestros predecesores.

 

Entrevista Juan Pablo García

juanpablogarciapinon 0 Juan Pablo García Piñón

 Supervisor U. Digestivo

 Pregunta: ¿Qué te motivó a elegir la carrera de Enfermería?, ¿Cómo han sido tus comienzos y trayectoria profesional?

Respuesta: Sinceramente fue una casualidad que finalmente se convirtió en mi profesión. Inicialmente mi elección fue Biología, pero tras unos meses me sentí frustrado porque veía que la realidad de la carrera no coincidía con el ideal que había desarrollado en mi cabeza, así que tomé la decisión de buscar otras alternativas y surgió la posibilidad de estudiar enfermería.

En 1998 me gradué en la Escuela Universitaria de Ferrol (A Coruña) y los comienzos como muchas de mis compañeras en aquella época fueron complicados debido a la escasez de trabajo para los eventuales en enfermería. En ese momento tomé la decisión de buscar trabajo en el extranjero, de lo cual no me arrepiento porque fue una de las experiencias que más me enriquecieron a nivel personal y laboral. Estuve cerca de un año en el servicio de urgencias del Hospital CUF Infante Santo de Lisboa, y allí tuve la posibilidad de adquirir conocimientos que en aquellos momentos no se transmitían en la universidad. La profesionalidad de los compañeros portugueses en aquella época la calificaría de sobresaliente.

Después vino la llamada de casa. El Hospital Modelo acababa de ampliar su servicio de urgencias y me ofrecieron un puesto de trabajo donde desarrollar lo que había aprendido. Allí estuve seis años, los dos últimos trabajando también en atención primaria en el Sergas. Fueron años duros y me supuso un agotamiento físico y mental, problema muy habitual en la enfermería de aquellos años. Fue entonces donde decidí centrarme en la función pública exclusivamente.

Estuve trabajando en atención primaria cerca de tres años más hasta que surgió una vacante en urgencias del HUAC y allí estuve diez años. Años de experiencias que catalogaría de intensos. Tras considerar agotado mi tiempo en ese servicio y haber aprobado la OPE me trasladé al servicio de neurología y de ahí finalmente a digestivo, donde actualmente se encuentra mi lugar de trabajo dentro del HUAC.

Todas y cada una de las experiencias han aportado singularidad a lo que considero debe ser una buena enfermera, desde los principios en atención primaria hasta la actualidad en unidades de hospitalización. Si algo bueno tiene la enfermería es poder alcanzar nuevos retos, experimentando diferentes situaciones y ampliando conocimientos a través del desarrollo de la profesión en puestos distintos.

P: ¿Qué es lo más difícil de ser enfermera/o?

R: Seguramente la importante carga emocional del trabajo, junto a la difícil conciliación familiar. El trabajo a turnos junto a convivir todos los días con importantes problemas de salud hace mella en el profesional. Es imposible desconectar del todo con los problemas que vemos a diario, lo que hace que el estrés sea de una intensidad elevada. Siempre he dicho que es mi trabajo y he intentado separar emociones una vez sales de la puerta del hospital, pero poco a poco se van acumulando y ves cómo afecta a tu carácter. Es un trabajo donde la responsabilidad a asumir es tan grande que no notas el cansancio acumulado hasta que te sientas y reflexionas lo vivido.    

P:¿Cómo está afectando la pandemia a tu vida personal y profesional?

R:Esa pregunta debería de hacérsela a las familias de las enfermeras. Mi mujer es enfermera y ha trabajado en planta COVID desde el inicio de la pandemia y yo fui reclutado para trabajar en los equipos de intervención de las residencias sociosanitarias del área de Coruña, y la lección más importante de adaptación y compromiso nos la ha enseñado mi hija y mi hijo de 10 y 6 años. Han sido la fortaleza que en muchos momentos nos ha faltado a nosotros.

Siempre recordaré el miedo a esta nueva situación. No hay peor temor que a lo desconocido. No saber a lo que nos enfrentábamos y el desconocimiento de cómo iba a evolucionar el virus produjo en la enfermería una ansiedad que llevaremos mucho tiempo.

Nunca se había vivido algo semejante, pero me quedo con la sensación de sentirme arropado por los profesionales con los que he tenido que trabajar. Si algo bueno se saca de esta situación es el compromiso con el que la enfermería afrontó el COVID.

P: ¿Cómo ves la enfermería dentro de la sociedad actual?

R: Curiosamente el COVID destacó el papel de la enfermería. Nos dio visibilidad en la sociedad. Parece mentira que algo tan malo nos hiciese presentes para la sociedad.

Creo que somos un colectivo muy grande y realizamos multitud de funciones, pero aun así no sé la razón por la cual continuamos muchas veces en un segundo plano. Quizás sea porque en muchas ocasiones nos mostramos desunidas. La unión hace la fuerza y la enfermería necesita de esa unión para avanzar.

Recuerdo los primeros meses de pandemia donde se reconocía nuestra labor, pero el exceso de información y el hartazgo de la población junto con el cansancio que se va acumulando en la gente, vuelve a provocar que la enfermería pase a ese segundo plano. Para mí es triste que aquellos aplausos se hayan apagado y vuelva a tener la sensación de que los usuarios del sistema sanitario muestren un desconocimiento tan grande de nuestra profesión.    

P:¿Cuáles son los grandes retos a los que deberá enfrentarse la enfermería en un futuro inmediato?, ¿Qué desearías para los nuevos profesionales?

R:Sin duda la visibilidad. Para mi es importante transmitir la labor que realizamos al grueso de la población, que el usuario tenga información.

A nivel profesional echo de menos la implantación de la especialidad médico- quirúrgica. Las profesionales que realizan su trabajo en hospitalización merecen el reconocimiento a través de esa especialidad. En mi opinión se ha dilatado demasiado en el tiempo.

Creo que ha llegado el momento de realizar cambios en nuestra profesión. Yo, a pesar de haber estado en diferentes servicios  y haberme enriquecido con esas experiencias, estoy a favor ya no sólo de la especialización sino de la superespecialización.  A nivel de atención primaria han pasado muchos años por lo que desconozco el desarrollo en el actual sistema, pero a nivel hospitalario sí veo que en ciertas ocasiones se precisa de profesionales más especializados. Digamos que la esencia de la enfermería es la globalidad de lo que abarca, pero en la actualidad y viendo la diversidad de servicios personalmente abogaría por esa especialización más concreta.

He tutelado alumnas de enfermería y me he dado cuenta de la desconexión que se produce entre la universidad y el hospital. Vivimos en la sociedad de la inmediatez y eso también se ve reflejado en las alumnas. Creo que debería haber una comunicación más efectiva entre las instituciones, ya que la idea de la enfermería con la que acuden a un practicum en el hospital se aleja en demasiadas ocasiones de la realidad enfermera. Las enfermeras en la actualidad cuentan con un currículo amplio, vienen más preparadas a nivel conocimientos, son más ágiles en la adquisición de habilidades, pero demuestran cierta dificultad en la transmisión de aquello que aprendieron. No es una crítica. Para mi es un punto de partida para empezar con cambios en la forma de incluir a las nuevas profesionales en el sistema sanitario.

Si algo hemos aprendido de la pandemia es la importancia del trabajo en equipo, de esa labor de los equipos multidisciplinares. Y la enfermera debe hacerse visible dentro de esos equipos. Ojalá en los próximos años el reconocimiento siga llegando a nuestra profesión.

          

Entrevista Susana Mirás

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  Susana Mirás Carballal;

 Enfermera Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria.

Pregunta: ¿Qué te motivó a elegir la carrera de Enfermería?, ¿Cómo han sido tus comienzos y trayectoria profesional?

Respuesta: Desde el instituto me empezó a gustar la rama sanitaria y en concreto la enfermería por ser una profesión que contacto con la gente y ayuda a las personas a mejorar su salud y a prevenir la enfermedad. He finalizado la carrera en el año 2010, fue una época complicada en plena crisis laboral, donde las salidas poco tienen que ver con las actuales. Hasta el 2014, no he tenido mi primer contrato en el Sergas. He aprovechado en ese tramo para realizar el EIR (Enfermero Interno Residente). Tras superar un examen a nivel nacional he realizado la formación sanitaria especializada durante dos años en una unidad docente de León en enfermería Familiar y Comunitaria.

P: ¿Qué es lo más difícil de ser enfermera/o?

R: Lo más difícil es compartir con las personas situaciones complicadas, por la empatía que por profesión nos acompaña siempre. Por otro lado, es una profesión en la que requiere mucha implicación a nivel personal. En general es superior la satisfacción que las situaciones difíciles.

P:¿Cómo está afectando la pandemia a tu vida personal y profesional?

Estamos viviendo una situación complicada que era muy difícil de imaginar. Al comienzo de la pandemia estaba trabajando en el Centro de Salud como enfermera especialista de Enfermería Familiar e Comunitaria, nos afrontamos a algo nuevo, sin conocimiento y con dificultades de todo tipo. Hemos cambiado la forma habitual de trabajo, poniendo barreras de contacto entre nosotros y el paciente. Es una situación muy difícil pero que esperemos se solucione cuanto antes. En el momento actual me encuentro en los equipos de vacunación frente al covid, una experiencia muy satisfactoria por la labor llevada a cabo pero la vez complicada y con mucho trabajo detrás por la logística que la propia campaña conlleva.

P: ¿Cómo ves la enfermería dentro de la sociedad actual?

R: Creo que se ha mejorado como colectivo en la sociedad, pero aún queda mucho por avanzar, en el sentido de que se conozca a cerca de nuestra profesión y nuestra labor.

P: ¿Cuáles son los grandes retos a los que deberá enfrentarse la enfermería en un futuro inmediato?, ¿Qué desearías para los nuevos profesionales?

R: Los nuevos retos serán inciertos, creo que hace más de un año no nos podíamos imaginar al a situación que nos estamos enfrentado. Con esfuerzo, constancia, sacrificio y vocación estamos luchando y saliendo adelante, por lo tanto creo que somos capaces como profesión de enfrentarnos a cualquier cosa. En cuanto a los nuevos profesionales, les deseo experiencias y vivencias que hagan que su profesión sea cada día más fuerte y más unida.

Entrevista a Nuria Varela Feal

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Dra. Nuria Varela 

Profesora Titular Grupo de investigación Filosofía, Constitución e Racionalidade Facultad de Enfermería y Podología. Universidade da Coruña.

Pregunta: ¿Qué te motivó a elegir la carrera de Enfermería?, ¿Cómo han sido tus comienzos y trayectoria profesional?

Respuesta: Algunas personas, cuando deben elegir su carrera o desarrollo profesional, saben o tienen claro que camino escoger, bien porque siempre han querido hacer aquello que les gusta, bien por su historia familiar, o bien por experiencias vitales que les estimulan o determinan y tienen claro que estudiar o en qué trabajar. Para otras personas elegir o saber qué camino tomar o que carrera elegir no está tan claro, y la búsqueda de un lugar profesional comienza por intentar aquello en lo que cree que puede encajar o que le puede resultar más fácil. Este es mi caso. Comencé a estudiar auxiliar de enfermería porque era una opción asequible en mis circunstancias y no me inclinaba por otras opciones, de manera que ahora retrospectivamente, podría decir que fue la enfermería la que me encontró a mi porque una vez en ella descubrí que encajaba con mi visión del mundo y en mi forma de estar en élP>

Mi inicio en la enfermería fue bastante inseguro. Terminada la carrera comencé a trabajar en el hospital, pero mantenía contacto con compañeros y profesores de la Facultad, y sin tener claro donde anclar mi actividad profesional, la confianza y el sentido de pertenencia a un grupo me ayudaron a valorar intentar hacer la carrera docente. Así que comencé a prepararme para la docencia a través de una plaza de profesor ayudante en la Escuela de Enfermería de Ferrol. Fue un comienzo inseguro porque, a pesar de tener una buena formación y continuar complementando mi formación académica, era consciente de que tenía carencias en mi experiencia clínica. En consecuencia traté de formarme en aspectos que, siendo básicos en la formación de los futuros profesionales, no constituyen la parte más visible de la profesión. Pienso que, en general, nos dejamos cautivar por la seguridad de la técnica y el método, por el «saber hacer», olvidando, o relegando a un segundo nivel el «saber ser», --¿qué profesional quiero ser?-- Además de saber hacer los profesionales debemos de cultivar el ser: educar los sentimientos y las emociones, la virtud; cuidar las relaciones y aprender a escuchar las historias de los pacientes. Esto me llevó a estudiar antropología, terapia familiar y a especializarme después en bioética y enfermería narrativa.

P: ¿Qué es lo más difícil de ser enfermera/o?

R: En su libro autobiográfico Ébrio de enfermedad, Anatole Broyard dice que «todos los pacientes necesitan que los resuciten por medio del boca a boca, pues la conversación es el beso de la vida»; añade que además de hablar con él, el profesional debe sangrar al paciente de todo los que tenga que decir, de la conciencia de su enfermedad. Esto es lo más difícil: escuchar los relatos de los pacientes sobre lo que les pasa, escuchar su historia profunda y cuidar a través de la palabra, es decir, co-construir con el paciente un buen relato. Buscar, junto al paciente y su familia, la mejor historia posible. Hay historias con pilares éticos firmes que favorecen, mejor que otras, la resiliencia, la autoría, la reflexión, la conexión social constructiva, el progreso y el cambio de quienes las habitan, esto debe reflejarse claramente en nuestra práctica clínica.

P: ¿Cómo está afectando la pandemia a tu vida personal y profesional?

R: La pandemia del COVID-19, como todas las crisis, es simultáneamente una dificultad y una oportunidad para cambiar o, al menos es una situación de vida que debemos aprovechar. He tenido la suerte de que nadie de mi familia, hasta la fecha, ha sido contagiado o ha tenido que lidiar con la infección. Personalmente mi vida no se ha visto afectada negativamente por la pandemia, al contrario, en la etapa más restrictiva me ha permitido disfrutar de cosas que hasta ahora no priorizaba, como poder ir a comprar al mercado sin prisa y disfrutar de más tiempo para leer, conversar, escuchar música y disfrutar de mi marido.

A nivel profesional, aunque la carga de trabajo ha aumentado exponencialmente, he podido aprender cosas que seguro, sin la pandemia, no habría ni intentado aprender porque no las consideraba necesarias, así que he aprovechado la situación que nos ha exigido el cambio de las clases presenciales a las clases virtuales. La parte más negativa es que, sin duda, trabajo más horas que antes de la pandemia, no controlo el horario frente al ordenador, entre las clases online, la preparación de los trabajos, su posterior evaluación, la adquisición de nuevas herramientas para llevar a buen puerto las clases y los trabajos, las conexiones con las reuniones, tutorías, formación, etc. Son más horas porque van a la par la adquisición de nuevas formas de trabajar con la propia carga de la docencia, la investigación y continua adquisición de nuevos conocimientos. Actualmente, se están combinando las clases online con las actividades presenciales, lo que nos ha exigido otro nuevo ajuste. Es un continuo proceso de adaptación, de cambio, teniendo que ajustar la respuesta en cada momento, lo que supone una carga física y psicológica y emocional adicional. Se suma a esto una dificultad añadida, la escasa interacción y cercanía entre los alumnos, y entre profesores y alumnos, como consecuencia de la necesidad de mantener la distancia y de la mascarilla. Esto hace que se vea mermada la comunicación analógica, el lenguaje del cuerpo se ha vuelto rígido y temeroso de la cercanía, los gestos quedan ocultos tras la mascara, se pierde lo emocional y lo afectivo, las interacciones y las relaciones se vuelven distantes y mecánicas. Debemos de poner atención a esto y cuidar más las relaciones humanas.

P: ¿Cómo ves la enfermería dentro de la sociedad actual?

R: Mi percepción es ambivalente. Por un lado, esta claro que el personal de enfermería ha sido y está siendo clave en el tratamiento de los enfermos y en tareas de prevención, y esto ha permitido que la sociedad en general tenga una visión más clara de la importancia de nuestra actividad cotidiana y de nuestra flexibilidad para adaptarnos a las necesidades que dictan las circunstancias. Pero, por otro lado, esto también ha llevado a una clarísima sobrecarga en los profesionales y poca atención política e institucional a nuestro cuidado. Además, y esto me parece fundamental, convertir la reacción ante la crisis en una situación de sostenida cronicidad, junto al desgaste, implica un deterioro de la capacidad de reflexionar sobre nuestra propia práctica, nuestras decisiones operativas y el trato con pacientes y familiares, lo que puede incidir en aumentar el riesgo de dejar de prestar atención a cosas que son esenciales en nuestro trabajo cotidiano. No somos héroes, ni deberíamos pretender serlo, solo buenos profesionales que hacen bien su trabajo, o al menos es lo que deberíamos perseguir: hacer excelentemente bien nuestro trabajo.

P: ¿Cuáles son los grandes retos a los que deberá enfrentarse la enfermería en un futuro inmediato?, ¿Qué desearías para los nuevos profesionales?

R: Considero que la pandemia ha dejado al descubierto aspectos importantes, como el valor de los cuidados, y nos ha confrontado con la necesidad de ser capaces de afrontar la toma de decisiones compleja. Los profesionales de enfermería se han visto teniendo que tomar decisiones urgentes, y en situaciones de urgencia o emergencia no suele prevalecer la reflexión, la deliberación y la toma de decisiones compartida con los pacientes y/o su familia en lo que concierne a su salud, su vida y su muerte. Lo hemos visto en diversos contextos, como en las UCIs, en urgencias, o en centros geriátricos, por ejemplo. La cuestión aquí es que las decisiones no se pueden tomar sólo desde aspectos puramente técnicos, porque en toda decisión, en todo acto enfermero, se juega una cuestión de valores, los nuestros, los de los enfermos, los de las familias. No podemos dar una óptima atención actuando exclusivamente como técnicos. Debemos atender a las historias de nuestros pacientes, saber qué se juegan ellos en las decisiones que tenemos que tomar, en los diferentes cursos de acción; acceder al sentido que tanto la salud, como la enfermedad y como las opciones que se nos presentan tienen para ellos. El personal de enfermería es el que tiene una mayor cercanía cotidiana con el paciente, y en consecuencia tiene una posición privilegiada para garantizar que su cuidado sea ético, humano. Por lo tanto, este es nuestro reto. Es prioritario y necesario cuidar la información, la comunicación y la relación de ayuda y el apoyo emocional de los pacientes y sus familias. En un mundo cada vez más tecnificado, hiperconectado, hiperrápido y carente de alma, ser garantes de un cuidado cercano, ético, colaborativo, atento al sentido que para el paciente tiene la situación que afronta, alentar su relato. Esto es prioritario. Como señala Anatole Broyard en el libro citado: «ir más allá de la ciencia y llegar a la persona», reconocer y dignificar su presencia.

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