Alejandro Ausina, enfermero especialista en Salud Mental: “Todos los centros de salud deberían tener su propia unidad de salud mental”

Casi 4.000 profesionales se han especializado en España en Enfermería de Salud Mental desde que comenzó la formación específica en 1998. Cada año se forman en torno a 280 profesionales. La pandemia de coronavirus ha provocado que se disparasen los casos de depresión. Hasta un 50% de la población sufrió riesgo de enfermedad mental, según datos de la Asociación Española de Enfermería de salud mental.

En el Día Interncional de la Enfermería de Salud Mental, charlamos con Alejandro Ausina Arrojo, que trabaja como enfermero en el Centro de salud de Matogrande, en A Coruña. Es especialista en enfermería comunitaria y en salud mental. Alejandro lamenta la precariedad de recursos de esta última especialidad. Deberían crearse más plazas. En salud mental, toda la lista está trabajando. En al menos tres unidades de salud mental de A Coruña no hay personal de enfermería especializado”.

Alejandro, que trabajó como enfermero de salud mental año y medio en Barcelona y otro tanto en A Coruña, conoce bien la situación del Centro de Especialidades del Ventorrillo, donde sí hay una unidad de salud mental. “Es una unidad que abarca mucha población. Cuenta con dos enfermeras y se realizan intervenciones grupales y preventivas y seguimiento de pacientes. Estas intervenciones no se realizan en otras unidades porque no hay enfermería especializada”. 

-¿Cómo afecta esta precariedad a los pacientes?

La escasez de personal hace que no podamos ofrecerles una atención de calidad en salud mental. Lo importante ante estas patologías es poder ofrecerle disponibilidad y accesibilidad. Los pacientes se sienten abandonados por el sistema, sobrecargan Atención Primaria y en muchas ocasiones recurren a la sanidad privada o a Urgencias. La principal consecuencia de esta falta de recursos en lo que llamamos “rueda giratoria” es que el paciente vuelve a ingresar en la unidad de hospitalización ante la falta de soporte comunitario tras el alta. Tenemos que atajar esta situación de raíz.

-¿Lo notáis también en un centro de salud como el vuestro?

Aquí está todo más filtrado. Casi todo pasa primero por el médico. Casi el 40 % de las atenciones que tiene el médico de Primaria son de salud mental. Nosotros los detectamos cuando realizamos el seguimiento de enfermedades crónicas, curas, inyectables, vacunación... Aprovechas esos momentos para profundizar. Se observan cada vez más personas mayores que manifiestan soledad. Detectas duelos no resueltos, te hablan de pérdidas de familiares y sí ves problemas de salud mental. 

Por ejemplo, vienen pacientes con trastornos mentales severos a ponerse el tratamiento inyectable. Aprovechas para conocerlos más, si vienen solos o acompañados, si acuden puntuales, como es su día a día, si su discurso es correcto y fluído. Todo eso te permite crear un vínculo y detectar cuando empieza a descompensarse. Desde Primaria es difícil realizar intervenciones enfocadas a la salud mental. Por eso son necesarias consultas específicas de salud mental en los propios centros de salud.

-La salud mental de repente se ha convertido en el gran desafío del sistema sanitario. ¿Qué necesitan los profesionales para abordar este reto en óptimas condiciones?

Lo importante es crear unidades de salud mental completas: psiquiatra, psicólogo, enfermero y trabajador social, con ratio de profesionales adecuado, e integrarlas en Primaria. La demanda de salud mental en el centro de salud es elevada. Hay problemas de salud mental que se pueden abordar desde Primaria. Por ejemplo la e-consulta ha facilitado que la Atención Primaria consulte a los especialistas de psiquiatría de forma más ágil. Ubicar la unidad de salud mental dentro del centro de salud mejoraría la atención a estos pacientes pues permitiría una mejor comunicación con sus médicos de Primaria.

-Dicen los informes que tras la pandemia aumentó un 10 % el uso de antidepresivos. ¿Se abusa de ellos?

No sé si será demasiado hablar de abuso. Hay un aumento evidente de la patología mental. Acabamos de salir de la pandemia y esto ha repercutido en el personal y en los pacientes. La intervención psicoterapéutica llevada a cabo por la unidad de salud mental se demora en el tiempo por falta de personal, lo que hace que en muchas ocasiones el personal de Primaria elija primero la opción farmacológica. Si tuviésemos una unidad de salud mental en el centro de salud, podría ser de una gran ayuda. Algunos la tienen. La mayoría, no.

-¿Se hace trabajo de prevención en materia de salud mental?

Desde enfermería de salud mental sí se realiza prevención sobre todo a través del seguimiento del paciente, intervenciones grupales sobre tratamiento farmacológico, recaídas, taller de relajación o acompañamiento a familiares. Si hubiese más personal todo iría mejor. En consulta me he encontrado pacientes con patología psiquiátrica que tenían que ser vistos con más frecuencia, pero la realidad es que se ven cada cuatro o seis meses.

-¿Quién y como se cuida el cuidador? (1 de cada 3 enfermeros reconoce haber sufrido depresión después de la pandemia).

Nos tienen que cuidar desde el sistema. Que nos hayamos expuesto al COVID sin protección, que hayamos hecho innumerables horas, que hayamos perdido nuestro tiempo libre y tiempo para la familia y que nadie nos lo haya reconocido, no ayuda. El sistema tiene que mejorar nuestras condiciones laborales y salariales. No podemos estar con contratos de una semana. La precariedad laboral que tenemos es alta. Siguen existiendo los contratos de días.

-La enfermería es la primera toma de contacto del paciente con el sistema. ¿Cuál es el perfil del paciente de salud mental?

En Atención Primaria, vemos más patologías de salud mental en mujeres de mediana edad, sobre todo de ansiedad y depresión. A Enfermería es difícil que lleguen víctimas de abusos o personas con adicciones, por ejemplo. Sí hemos visto algún caso de trastorno de conducta alimentaria, aunque también es difícil que lleguen. Estos casos los ven más los médicos de Atención Primaria.

-¿Qué importancia tiene la enfermería en el diagnóstico de los síntomas de enfermedad mental?

Nosotros en consulta conocemos a todos los pacientes que están en nuestro cupo, les hacemos un seguimiento. Durante las intervenciones vamos detectando problemas, no solo los orgánicos. Dentro de nuestro cupo también tenemos pacientes con trastorno mental severo, que acuden a nuestras consultas por otras patologías. Con ellos debemos tener especial atención y observación, mantener un vínculo adecuado, observar que realizan buen seguimiento en la unidad de salud mental y detectar si hay indicios de descompensación para contactar con la unidad de salud mental de referencia.

Para mí lo importante del seguimiento es el registro. Saber qué actividades realiza el paciente, su estado de ánimo habitual, sus personas de referencia…y cualquier dato que nos permita detectar posteriormente cualquier cambio y nos alerte de signos de descompensación.

-¿Y en la recuperación de estos pacientes?

Además de lo mencionado en la respuesta anterior, el trabajo en equipo es fundamental, tanto con el médico como con el trabajador social, para contrastar información. Compartir información con el médico nos va a ayudar a saber hacia dónde va el paciente. Y aquí me gustaría destacar tres claves: primero, la validación, es decir detectar los sentimientos del paciente y normalizarlos. No hay que banalizar síntomas ni estigmatizarlos. Segundo, el refuerzo positivo de los pequeños y lentos cambios en la recuperación. Agradecerle, por ejemplo, que venga a la consulta. Y, por último, y para mí lo más importante, no aconsejar en exceso al paciente. No somos modelos de conducta. La solución hay que buscarla con el paciente. Hablar con él mediante una entrevista motivacional y buscar las soluciones que se adapten a esa persona.

Como complemento a esta entrevista: El CGE reivindica la figura de la enfermera especialista en Salud Mental y alerta del problema que se avecina si no se cuenta con la profesión para cuidar a la población en este ámbito


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