A Coruña, martes 8 de febrero de 2022.- En apenas un mes, se celebrará el aniversario de dos fechas que supusieron un antes y después para la sociedad. El 13 de marzo de 2020 se declaraba el estado de alarma en España y el día siguiente era el primero de los muchos de confinamiento fijados para evitar la transmisión del SARS-CoV-2. También un 13 de marzo, pero de 2021, presenciamos como los grandes recintos feriales de la provincia de A Coruña se convertían en macrocentros de vacunación gestionados de forma íntegra por nuestras enfermeras.
Casi un año después parece que el cierre de los famosos vacunódromos será más pronto que tarde. Este miércoles arranca la vacunación de los menores de 5 a 11 años, que recibirán la segunda dosis todavía en estos macroespacios. “Desde el miércoles día 9 vacunaremos al grupo de edad de 5 a 11 años. Para esta tarea contamos con las tres semanas que quedan de febrero y algún día del mes de marzo, pero la idea es que EXPOCoruña cierre el mes que viene, o que abra únicamente para las segundas dosis de la población de 5 a 11 años que tenga que esperar porque ha tenido un contagio reciente”, considera Cristina Gómez Lendoiro, coordinadora de vacunación en el vacunódromo sito en EXPOCoruña.
Antes de ser reubicada a este puesto, Gómez Lendorio, fue asignada coordinadora covid del centro de salud de Monte Alto en el que trabaja: “Éramos soldados en una guerra, nuestro objetivo era batallar, y como sucede en esas situaciones, el apoyo entre nosotras fue fundamental”, explica. Difícilmente podemos imaginar la crudeza de los momentos vividos en hospitales y centros de salud quienes no tuvimos que lidiar a pie de cama con el covid y sus víctimas.
Pero lo que sí está claro es que la labor que ha hecho el colectivo enfermero ha sido clave, tanto a nivel asistencial como en vacunación: “Ya lo demostramos en los meses duros de la pandemia, pero tras la vacunación no hay duda de que las enfermeras somos quienes hemos sostenido el sistema sanitario”, explica Ana Ares, coordinadora del centro de salud de Oleiros y compañera de Cristina Gómez Lendoiro en el vacunódromo de la ciudad herculina.
Desde el Colegio Oficial de Enfermería de A Coruña queremos dar visibilidad a la labor que han desempeñado y desempeñan las enfermeras de nuestra provincia y su papel crucial para poder empezar a hablar del fin de la pandemia. Hemos visitado a profesionales de los vacunódromos de A Coruña (EXPOCoruña), Ferrol (FIMO) y Santiago de Compostela (Cidade da Cultura) para conocer y contar su experiencia como pieza clave en este proceso de vacunación histórico.
Los inicios
“El proceso de vacunación ha sido muy bonito, sobre todo al principio: Entrábamos en las residencias sociosanitarias y los mayores nos aplaudían. Para mí fue la parte más emocionante, se les veía especialmente agradecidos con nuestra labor, después de haber estado alejados de su familia, sin poder ver a sus hijos, sus nietos…”, recuerda Silvia López Martos, enfermera del vacunódromo de FIMO, en Ferrol, e integrante del equipo de vacunación que inmunizó a las primeras personas del Área Sanitaria, los usuarios de la residencia de Caranza.
De primera veces también sabe Eva Domínguez Martís, coordinadora de vacunación en la Cidade da Cultura: “Os 9 equipos da Área Sanitaria de Santiago fomos os encargados de iniciar a vacunación en Santiago de Compostela na residencia Porta do Camiño, co famoso primeiro pinchazo a Nieves Cabo”. Después de esta imagen histórica, la vacunación fue poco a poco - en función de las dosis disponibles- extendiéndose a toda la población a través de los vacunódromos. “Se demostró que eran los recintos adecuados para vacunar al grueso de la población. Son recintos muy plásticos que nos permiten crear espacios para los boxes de vacunación, para descanso de personal, y circuítos muy ágiles para recibir a los usuarios”, explica Gómez Lendoiro.
Pero la gran reconversión ha sido la de las enfermeras, especialmente las que participan en el macroproceso de vacunación, que vieron cómo su trabajo cambió completamente y la labor gestora ganó importancia. Asumieron en 2020 las tareas de coordinación de la vacunación, un cometido para el que estaban sobradamente preparadas pero nunca se les había ofrecido la oportunidad de demostrarlo, hasta ahora.
Gómez Lendoiro fue desde la irrupción de la pandemia coordinadora en el centro de salud de Monte Alto hasta que la seleccionaron para gestionar la vacunación en EXPOCoruña: “Fue una experiencia muy intensa y emocionante, teníamos el desafío de coordinar la campaña de vacunación que habría de ser la mayor de la historia. Llevo 15 años trabajando y esta ha sido sin duda la experiencia profesional que más me ha marcado, y estoy segura que a muchos de mis compañeros también”.
Además de ser un contexto totalmente novedoso, la tarea requería la máxima celeridad para conseguir inmunizar al mayor número de personas en el menor tiempo posible. “Galicia es líder en población vacunada en España y Europa. Y esto lo hemos conseguido las enfermeras en un contexto de pandemia con hospitales y centros de atención primaria desbordados. La enfermería ha gestionado todos los aspectos de la pandemia: realización de cribados, autocovid, test de antígenos en centros de salud y, por supuesto, la vacunación”, explica Gómez Lendoiro, que continúa exponiendo que “aunque esto evidentemente no es competición, si encabezamos el ránking es porque somos personal altamente cualificado que está en continua formación y muy comprometido con su trabajo”.
Este compromiso se refleja en que la mayor parte de las enfermeras que están vacunando compaginan su puesto de trabajo con las labores de vacunación en grandes recintos: “Quitando al personal de los equipos de coordinación que hemos estado dedicados en exclusiva al proceso de inmunización -alrededor de 14 personas-, la mayor parte de las enfermeras que han vacunado han sido voluntarias que compatibilizaban su puesto de trabajo habitual con la vacunación”, nos cuenta la enfermera Gómez Lendoiro.
Poder decir que en este momento Galicia tiene a más de un 80% de su población vacunada con la pauta completa ha sido gracias al sobreesfuerzo de las enfermeras: “En EXPOCoruña hemos llegado a estar vacunando 40 enfermeras por turno en jornadas maratonianas. Los equipos de coordinación llegábamos a las 7,30 horas de la mañana para recepcionar las vacunas y había días que no cerrábamos las puertas hasta pasadas las 22, 00 horas, con jornadas de hasta 12.000 convocados”.
Los rezagados
La situación es ahora radicalmente distinta. Los esfuerzos están ahora puestos en conseguir convencer de las virtudes de la vacuna a aquellos que todavía no han recibido ninguna dosis. Aunque el objetivo es alcanzar 100% de la población vacunada, la situación no es especialmente preocupante porque el porcentaje de los que no han recibido la inmunización es cada vez menor, principalmente por la presión de las medidas que han restringido los movimientos de los no inmunizados, como el pasaporte covid. “En esta segunda fase hemos vacunado a un gran número de personas que todavía tenía pendiente la primera dosis -entre 100 y 150 personas por semana- y, aunque hay una parte que acuden porque han entendido que la vacunación es efectiva, la mayoría de los que están viniendo ahora lo hacen por el pasaporte covid”, nos explica Cristina.
Lo mismo ocurre en la Cidade da Cultura. Eva Domínguez Martís, que además es enfermera en el centro de salud Concepción Arenal de Santiago, asegura que la mayoría acuden a vacunarse arrinconados por la exigencia del pasaporte covid para acceder a hostelería: “Son xente, moita de idade xoven, que non puido vir antes, pasou o covid ou se esqueceu de vir. Os que quedan desta franxa de idade veñen agora porque ven que sen certificado covid, non poden saír de festa ou ir cear a un restaurante”.
La situación no es diferente en FIMO: “Sí que creo que hay un porcentaje de personas que acuden porque han entendido que la vacuna es efectiva y otro tanto vienen porque les solicitan el pasaporte covid en muchos espacios. Pero lo importante es que vengan”, explica Silvia López Martos.
Pasan unos minutos de las 12 de la mañana cuando hablamos con López Martos en el recinto de vacunación para la población del Área Sanitaria de Ferrol. En ese momento apenas hay una persona recibiendo la vacuna, el resto del pabellón está completamente vacío. La situación será diferente por la tarde, especialmente a partir del miércoles 9 de febrero, con los niños y niñas de 5 a 11 años citados para recibir la segunda dosis.
Vacunación infantil: los más concienciados
Muchos de ellos aprovecharon para dejar dibujos y mensajes de agradecimiento y ánimo a las enfermeras cuando acudieron a ponerse la primera dosis. Entre este grupo de edad las emociones están especialmente a flor de piel: “ Algunos tienen miedo, pero es normal: es un recinto completamente nuevo, si ven que el niño de al lado se pone nervioso o llora, enseguida replican esas emociones. En general vienen contentos, y muy concienciados”, cuenta Silvia López Martos.
“Se portan muy bien”, cuenta Cristina Gómez Lendoiro. “Al principio están expectantes, es todo diferente a su centro de salud habitual, ni siquiera está su pediatra o enfermera. Es un proceso que lleva más tiempo porque tienes que pararte con ellos para que no sientan el proceso como hostil. En general son unos valientes y llegan con la lección aprendida, saben que hay covid y que después de sus abuelos y sus padres, ahora les toca a ellos”.
Estos momentos de emociones a flor de piel nada tienen que ver con las jornadas de tensión que las enfermeras vivieron tras la polémica generada en torno al vial de AstraZeneca la pasada primavera, por los efectos secundarios que había provocado con algún fallecimiento pero, en cualquier caso, sucesos muy puntuales.
La enfermera Gómez Lendoiro recuerda esas semanas. “Durante una temporada tuvimos que lidiar con alguna incidencia. Las personas venían a la defensiva, teníamos que entrar continuamente en los boxes a explicarles que sí recibían este vial era porque sí era seguro. Esto generó situaciones de tensión”. “El problema era que hubo personas que llegaron aquí queriendo elegir una vacuna u otra, pero no funciona así, nosotros inoculamos las vacunas que recibimos. Cuando no le das a la gente lo que cree que quiere, tenemos un problema”, explica Ana Ares.
Úrsula Nieto, también coordinadora de vacunación en EXPOCoruña y enfermera en el centro de salud de Santa Cruz, achaca este problema en parte a la sobreinformación generada en ese momento: “Fue uno de los momentos más tensos que recuerdo de toda la vacunación. En los medios de comunicación salían tertulianos, en muchos casos ni siquiera era personal sanitario, diciendo que esa vacuna no podía ponerse, cuando las autoridades sanitarias defendían lo contrario. Yo llegué a escuchar: ‘A mí ponme la de Ana Rosa Quintana”. “No solo en los medios, en redes sociales te encontrabas debates totalmente irracionales acerca de la vacuna de AstraZeneca, y a día de hoy estos portales tienen una influencia peligrosa en la población”, coincide Gómez Lendoiro.
López Martos también fue testigo de estas incidencias en FIMO: “Fue difícil porque a veces no entendían que no puedes elegir la vacuna. Nos encontramos con todo: personas que no querían firmar el consentimiento, otros se sentaban a esperar hasta que le dieses otro vial que no fuese AstraZeneca, pero fueron un par de casos. Al final suelen aceptar”.
¿Qué balance hacen las enfermeras de todo este proceso? ¿Sale reforzada la profesión después de este proceso?
A pesar de ese momento de tensión, la impresión general que han recibido de la población ha sido de agradecimiento: “A vacina foi un agasallo para a xente. Había medo, porque era algo novidoso, porque se fixo moi rápido para lograr ter unha vacina o antes posible. A sensación xeral é de agradecemento”, nos cuenta Eva Domínguez Martís. “Foi un proceso duro, pero tamén bonito. Todos nos volcamos para conseguir inmunizar á poboación o antes posible: enfemeiras, coordinadores, Victoria Carral, a nosa directora de Enfermería, todos. Ao final, a vacinación é a parte amable desta pandemia, nada comparable ao que viviron as nosas compañeiras de UCI ou plantas covid, que tiveron que lidiar coa cara amarga”, recuerda la enfermera de Santiago.
“No hay palabras para expresar lo que hemos vivido, enfrentándonos a una pandemia y vacunando a la población para conseguir ponerle fin. Ha sido muy emocionante poder hacer algo tan importante para la población y la sensación que tenemos por su parte es de gratitud, muchos nos felicitan por nuestro trabajo. Los compañeros hicimos piña, nos llevamos recuerdos muy bonitos. Nos va a dar pena que se acabe”, contesta Silvia López Martos.
“Creo que hay un sentimiento generalizado de mucha satisfacción entre todos los compañeros. Se ha visto la importancia de nuestro trabajo y el compromiso que tenemos los profesionales de enfermería con la población. Hemos recibido gestos de cariño y agradecimiento por parte de la población y creo que socialmente estamos más respaldadas. Esto no puede olvidarse una vez superemos definitivamente esta pandemia”, valora Cristina Gómez Lendoiro.
“Hemos estado a pie de cama en UCI, unidades de hospitalización, atendiendo a nuestros pacientes de Atención Primaria, en ocasiones sin contar con el material protector, sin saber realmente a qué nos enfrentábamos. Esto se debe reconocer ya y dar a la profesión el sitio que le corresponde”, defiende Ana Ares.
“La pandemia ha servido para visibilizarnos como colectivo, supone un antes un después para nosotras y por eso a partir de ahora debemos tener una conciencia distina como profesión: hemos demostrado que somos capaces de autogestionarnos y trabajar de forma autónoma. Ahora es el momento de reclamar el espacio y el reconocimiento que nuestra profesión merece y dejar de lado ese miedo que parece que hay a que la enfermería sea más autónoma. Nos merecemos desarrollar nuestra profesión al máximo, nos lo hemos ganado y esta es una oportunidad de oro para conseguirlo, no solo por las enfermeras, sino por el buen funcionamiento del sistema sanitario y para asegurar su viabilidad en el futuro”, reivindica Gómez Lendoiro.
Para materializar realmente el reconocimiento de la labor enfermera el primer paso, defienden, deben darlo las Administraciones competentes a través de la mejora de las contrataciones, el reconocimiento de grado A1 o la incorporación de más enfermeras a los puestos de gestión: “El precedente está sentado. Salud Pública ha delegado completamente la coordinación y gestión de esta vacunación en nosotras y ha sido un completo éxito. “El reto es nuestro y de las profesionales que ahora se están formando: deben terminar de desarrollar esta profesión, no se puede quedar estancada y debe ocupar el sitio que se merece en atención sanitaria y en gestión”, finaliza Cristina Gómez Lendoiro.