"Más del 80 % de las personas sexualmente activas contraerán el VPH", Carla Freijomil, enfermera y doctora en Ciencias de la Salud

El 4 de marzo se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Virus de Papiloma Humano (VPH), con la finalidad de sensibilizar a la población acerca del riesgo potencial de padecer esta enfermedad de transmisión sexual en hombres y mujeres, así como la necesidad de aplicar las medidas de prevención pertinentes.

Actualmente hay 660 millones de personas infectadas en el mundo. La campaña de este año incide en que la prevención de la infección por VPH es cosa de todos/as porque, tanto mujeres como hombres, pueden contraer esta infección de transmisión sexual que puede tener graves consecuencias para la salud.

Para conmemorar este día hablamos con Carla Freijomil Vázquez, enfermera, máster en asistencia e investigación sanitaria y doctora en Ciencias de la Salud. Actualmente trabaja como profesora ayudante doctora en la Facultad de Enfermería y Podología (Universidad de A Coruña). Su área de investigación es la metodología cualitativa en salud, el género como determinante social de salud, la violencia de género y las relaciones de poder en el ámbito sanitario. Desde el año 2014 desarrolla su principal línea de investigación, el cuidado de la mujer durante la prevención del cáncer de cuello uterino.  

¿Cómo describirías la prevalencia de la infección por VPH y su impacto en la salud de las personas?

Aunque es desconocida para muchas personas, la infección por VPH es la infección de transmisión sexual más común a nivel mundial. Se estima que más del 80% de las personas sexualmente activas contraerán esta infección en algún momento de su vida. Lo más habitual es que la infección se elimine sin causar problemas, pero, cuando la infección por ciertos tipos de VPH persiste, puede causar, tanto en hombres como en mujeres, diferentes cánceres anogenitales y de cabeza y cuello. Las mujeres sufrimos especialmente las consecuencias de esta infección. El cáncer más frecuente relacionado con la infección por VPH es el cáncer de cuello uterino y, en España, es el cuarto cáncer femenino más común en mujeres de entre 15 y 44 años. 

En la actualidad, ¿de qué forma se puede prevenir la infección por VPH y el cáncer de cuello uterino?

Las estrategias preventivas principales son la vacunación frente a la infección por VPH, el empleo adecuado y consistente del preservativo durante las diferentes prácticas sexuales, y el cribado de cáncer de cuello uterino. Además, el abandono del hábito tabáquico facilita que el sistema inmune elimine la infección. 

¿Cómo evalúas la implementación de la vacuna contra la infección por VPH?

La disminución de la incidencia del cáncer de cuello uterino y sus lesiones precursoras es significativa gracias a la vacunación frente a la infección por VPH. En España, desde el año 2007, se vacuna de forma sistemática a las niñas adolescentes frente a la infección por VPH. Sin embargo, nos habíamos olvidado de vacunar a los niños cuando en otros países ya se hacía. Por fortuna, desde el año 2022, se está incorporando de forma gradual la vacunación de niños a los 12 años. Vacunar a ambos sexos es imprescindible para alcanzar la inmunidad colectiva. Además, también se recomienda la vacunación frente a la infección por VPH a las mujeres con lesiones precursoras de cáncer de cuello uterino que no fueron vacunadas en su momento, pero el coste elevado de las vacunas es un problema para acceder a las mismas. 

Y, en la actualidad, ¿de qué manera se está llevando a cabo el cribado de cáncer de cuello uterino?

Hasta la fecha, el cáncer de cuello uterino es el único cáncer causado por la infección por VPH para el cual existe un cribado de detección. En España, a lo largo de cinco décadas, se estuvo llevando a cabo un cribado oportunista a través de citologías periódicas. Sin embargo, estamos en un momento de cambio, ya que, desde el año 2019 las comunidades autónomas están implementando un cribado de carácter poblacional. También se ha empezado a incorporar la prueba de detección del VPH como prueba primaria de cribado en una parte de la población diana. 

La atención de la salud es un esfuerzo colaborativo. ¿Cómo es la colaboración entre enfermeras, médicos y otros profesionales de la salud en el abordaje integral de la infección por VPH y la prevención del cáncer de cuello uterino?

Las enfermeras, pediatras, médicos/as de atención primaria y ginecólogos/as tienen un papel crucial fomentando la administración de la vacuna, así como informando y educando a diferentes grupos poblacionales sobre la infección por VPH y sus riesgos. Es importante destacar el papel fundamental de las enfermeras especialistas en Obstetricia y Ginecología (matronas/es) en el cribado de cáncer de cuello uterino, ya que son las responsables de este en las consultas de atención primaria. Cuando se detectan resultados anormales en el cribado, se deriva a las pacientes para su seguimiento en atención especializada (consultas de Ginecología).

Has desarrollado tu tesis doctoral en el contexto del cribado del cáncer de cuello uterino. El objetivo de tu tesis se centró en explorar las experiencias de las mujeres con lesiones precursoras de cáncer de cuello uterino a lo largo del proceso asistencial en atención primaria y atención especializada. ¿Qué aspectos destacarías sobre la experiencia de ser mujer y convivir con la infección por VPH?

Los resultados de la tesis doctoral demuestran que la información que manejan las mujeres con lesiones precursoras de cáncer de cuello uterino es limitada, lo que dificulta que comprendan y participen en la toma de decisiones sobre la prevención y el tratamiento. 

Este estudio también problematiza los efectos de las prácticas preventivas del cáncer de cuello uterino en la vida de las mujeres. Las pacientes deben seguir las recomendaciones médicas para evitar que sus lesiones progresen a cáncer, pero estas recomendaciones implican cambios que conllevan efectos en su vida personal y social (por ejemplo, el uso del preservativo implica cambios en sus hábitos sexuales o la interrupción de sus planes de maternidad). Además, el seguimiento de las lesiones precursoras de cáncer de cuello uterino en muchas ocasiones se mantiene a largo plazo, por lo que estas mujeres tienen que lidiar con la incertidumbre y el miedo de estar en riesgo de desarrollar cáncer en el futuro. A menudo los profesionales de la salud trivializamos los efectos de las recomendaciones clínicas, ya que asumimos que seguirlas a rajatabla es lo mejor para nuestras pacientes, pero no podemos omitir que los tienen y hay que abordarlos. 

También es necesario que tengamos presente que haber adquirido la infección por VPH, como infección de transmisión sexual que es, produce una carga moral y emocional importante para las mujeres, que pueden sentirse juzgadas y culpabilizadas durante las consultas de seguimiento. El estigma asociado puede provocar problemas en sus relaciones de pareja y dificultades para solicitar apoyo a las personas de su entorno.

A la luz de estos resultados, ¿cómo podría mejorarse la atención sanitaria que se ofrece a estas mujeres?, ¿cuál es el papel que juega la Enfermería durante el seguimiento de estas pacientes?

El trabajo en equipo es imprescindible para mejorar la asistencia de estas mujeres. Para ello deben definirse las funciones de cada integrante del equipo multidisciplinar de manera que se pueda dar respuesta a las múltiples necesidades de las mujeres (informativas, emocionales, sociales…), estableciendo una buena comunicación entre los profesionales de atención primaria y especializada. Los profesionales sanitarios debemos estar formados en las necesidades psicosociales e informativas que tienen estas mujeres, así como en el manejo adecuado del estigma durante las consultas. 

También es necesario tener en cuenta los efectos que implican las medidas preventivas del cáncer de cuello uterino en la vida personal y social de las mujeres, y que se diseñen cuidados holísticos incluyendo a la pareja durante las consultas de seguimiento. Debemos evitar que las mujeres sean las únicas responsables de la prevención de este cáncer. Ambos miembros de la pareja deben participar activamente en las medidas preventivas, es un problema que afecta ambos sexos. 

Los profesionales sanitarios también debemos hacernos conscientes de las relaciones de poder que se generan durante las consultas con las pacientes. Es necesario fomentar la participación activa, respetar sus decisiones evitando actitudes paternalistas, emplear un lenguaje sencillo y claro para generar una comunicación fluida, así como crear espacios para poder hablar de sexualidad de forma abierta. 

En cuanto a la información que se ofrece a estas mujeres, en el año 2020 la Agencia Gallega del Conocimiento en Salud (ACIS) os otorgó el 2º premio de los premios de investigación sobre VIH y/u otras infecciones de transmisión sexual por el artículo original titulado: Health care informational challenges for women diagnosed with cervical intraepithelial neoplasia: a qualitative study. ¿Qué implicaciones clínicas tiene este artículo para la práctica clínica?

En este artículo original hemos mostrado la percepción de las mujeres con lesiones precursoras de cáncer de cuello uterino sobre la comunicación y la gestión de la información por parte de los profesionales de salud en diferentes momentos de su atención médica, y también hemos identificado sus necesidades de información. Estos resultados pueden ayudar a elaborar materiales educativos (en formato digital y en papel) que respondan a las necesidades de información reales de las mujeres, que se relacionan con la transmisión, las consecuencias y los síntomas de la infección por VPH, y el tratamiento y el seguimiento de sus lesiones. La información que transmitimos los profesionales sanitarios durante las consultas muchas veces difiere de la información que necesitan las pacientes, y este artículo lo hace evidente.

Finalmente, ¿qué mensaje o consejo lanzarías en este Día Internacional del VPH? 

La prevención de la infección por VPH es cosa de todos/as. Es común responsabilizar únicamente a las mujeres de esto, solo por el hecho de ser (estadísticamente) las más afectadas. Es el momento de actuar y cambiarlo. 


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